Sunday, 28 June 2009 23:41 Por Maricarmen Godoy-Andino
Un viaje expreso hizo el abogado Fidel Valdez Flores, para presentar su libro «Los Príncipes del Asfalto», un compendio de historias literarias sobre el bajo mundo de los vicios, la delincuencia, el mundo del hampa y un sistema judicial arcaico y absurdo.
STAMFORD. «Los Príncipes del Asfalto», un libro de literatura del autor ecuatoriano, Fidel Valdez Flores, no solamente es el compendio de historias de personajes costeños ecuatorianos sumergidos en el bajo mundo mundo de las drogas, la delincuencia común y de cuello blanco, el crimen organizado, el mundo del hampa, las bajas pasiones, la infidelidad, el asesinato; sino el destape de un sistema judicial en etapa de putrefacción, en donde los inocentes son culpables y los culpables ni siquiera pisan las cárceles.
A pesar de ser un libro de literatura, que por su género estaría clasificado en la ficción, «Los Príncipes del Asfalto», es el resultado de años de experiencia de la práctica legal del abogado Fidel Valdez Flores, de origen guaya¬quileño, de 36 años de edad, marcado desde su adolescencia por el contacto directo con personajes envueltos en el bajo mundo.
En Los Princípes del Asfalto, la trama es la columna vertebral de la creación de las pandillas y la forma de juzgar a través de la Dirección Nacional de Penitenciarias, antes conocido como Hogar de Tránsito y el vacío legal a la hora procesar, juzgar y dictar sentencia; narrados de manera sencilla, con personajes nacidos de las calles céntricas, suburbanas y de los tugurios costeños.
«En Guayaquil (puerto principal ecuatoriano) la ciudad de la que provengo, hay un impresionante lavado de dinero», dijo Valdez Flores, dando como ejemplo el de varias lavanderías y restaurantes que trabajan a pérdida y que para tapar los negocios turbios en los que están envueltos funcionan de manera regular (lavando dinero) y hasta –aparentan- ser exitosos.
Los Príncipes del Asfalto, no es simplemente una compilación de 30 cuentos cortos, que narran de manera natural y profunda las leyendas urbanas contadas entre vecinos, amigos y parientes; sino que trae consigo al final de cada capítulo un llamado a la reflexión a buscar el sentido lógico de la vida, el sentido de la tolerancia, la caridad, el trabajo, la igualdad de los derechos humanos y el verdadero sentido del respeto y la fidelidad; que terminan confuabulados en un solo término llamado: Amor.
«¿Cómo es posibles que se gasten 800 dólares en comprar una mascota, 100 dólares en ir al gimnasio de moda y se menosprecie a los niños que a la primera señal en rojo del semáforo corren para limpiar los vidrios de su automotor?», interroga el autor y a manera de reflexión cuestiona no solamente la pérdida de los valores de la sociedad urbana sino la pérdida de humanismo. «Ya ni siquiera nos damos cuenta del dolor y sufrimiento de estos niños que forman parte del mundo invisible que existe, pero que ya ni vemos», dijo.
Esta narrativa literaria escrita por Valdez Flores, se empezó a gestar en la mente del autor, cuando en una de sus prácticas legales, y con apenas 22 años de edad, una de sus clientas le contó la forma en cómo asesinó a su esposo, luego de que por años él abusara de ella y de sus hijos.
«Semana a semana venía borracho y me pegaba a mí y a sus hijos. Cansada de eso un día conseguí un galón de aguardiente y en uno de esos fines de semana le introduje el trago cuchara a cuchara durante toda la noche, hasta que murió ahogado en el licor», narró Valdez, quien estupefacto con ese relato real, decidió iniciarse en el mundo de la literatura.
Relatos que no solamente han quedado como cuentos sueltos, sino como profundas heridas, reflexiones y denuncias a la sociedad y al Sistema Judicial ecuatoriano.
«El Sistema Judicial es manejado con tanto ego, que entrar en él produce náusea», reflexionó Valdez, contando varios pasajes de su experiencia laboral y de sus compañeros y la forma en cómo a visto caer casos bien sustentados, que no tenían ninguna oportunidad de perderse, pero el momento en el que los jueces son sobornados, el veredicto se convierte en lo más absurdo e inmoral que la sociedad puede creer.
Por ahora según el autor, gracias a la Nueva Carta Constituyente, aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente a inicios de este año, espera que el Sistema Judicial tome un nuevo rumbo y la justicia vaya tomada de la mano de la ley en pro de sus connacionales.
«La Nueva Constituyente, sin pretender que es lo máximo en leyes, de acuerdo como está redactada, creo que es una buena alternativa para mejorar el sistema legal del Ecuador», dijo Valdez, recalcando que ha sido confeccionada por las mentes más lúcidas de su país.
Fuente: http://lavozhispanact.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1151:mordaz&catid=58:actualidades&Itemid=182
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